Símbolo de la infancia, compañero favorito de los niños, el edredón también se invita a nuestra vida adulta. Por qué ? Sentimental, tranquilizador o afortunado, ¡tener un osito de peluche dice mucho de nuestra personalidad y nuestra forma de afrontar la vida!
El peluche, fuerte símbolo desde la infancia hasta la edad adulta
En primer lugar, es importante comprender la utilidad de un peluche cuando eres un niño. La manta permite que el bebé esté tranquilo cuando está solo, es su ancla emocional. Por lo tanto, se identifica naturalmente como un objeto de transición, es decir, que facilitará una transición como el paso de la adolescencia a la edad adulta. Es un objeto importante porque es tranquilizador.
El consolador, aliado de tu sueño
El edredón, osito, peluche, puede tomar diferentes formas o nombres, pero muchos de ellos ocupan un lugar importante en nuestra cama. Sandman de verdad, nos ayuda. hacer la transición del día a la noche, especialmente para las personas para quienes la hora de acostarse es una fuente de estrés. Porque eso sí, el peluche no cambia, mantiene su apariencia y su característico olor que relaja y tranquiliza; con su pasado, nos conoce mejor que nadie. La oscuridad, el silencio, la soledad pueden ser preocupantes, de ahí la dificultad, sobre todo para las personas solteras, de conciliar el sueño. Los psicólogos hablan de la ansiedad ante la muerte, ante el sueño, el miedo a quedarse dormido para siempre. El peluche permite afrontar esta ansiedad. Y luego, el miedo a insistir en los problemas del día hace que algunas personas perciban la cama como un lugar de estrés.
Nuestro símbolo feliz
El edredón puede que nos lo hayan ofrecido, donde pudimos traerlo de un viaje o de un lugar en particular, transmite un momento de alegría, protege y tranquiliza a grandes y pequeños. A veces trae buena suerte, puede obsesionarse con ella hasta el punto de entrar en pánico por perderla. Tiene un poder calmante y reparador, por lo que es muy frecuente que esté presente en nuestra cama.
Un compañero inmortal
En un mundo donde todo es efímero, donde nuestros seres queridos no son eternos, ¡nuestro peluche permanece inmortal para siempre! Ciertamente muchas veces dañados por nuestros abrazos pero siempre a nuestro lado en los momentos difíciles.
Así que tú que no tienes un peluche, ¿vas a buscar uno?
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